Hoy ya no hay espacio para la negativa al diálogo.
El periodista británico Simon Winchester dijo que "debemos repetir el
éxito del traspaso de Hong Kong y prepararnos para darles las islas a la
Argentina"
Mi país se ha comprometido a alcanzar una solución pacífica de la controversia respetando el modo de vida de los isleños, compromiso que ha sido plasmado en nuestra Constitución Nacional. A esta obligación democrática se suma la de contribuir con uno de los principales objetivos de las Naciones Unidas, finalizar con el colonialismo. Hay que recalcar que de los 16 conflictos coloniales y de soberanía registrados en las Naciones Unidas diez tienen a Gran Bretaña como el poder colonial. Es imperante que el Reino Unido desista de acciones -tales como los inexplicables ejercicios militares y la explotación de recursos naturales que violan resoluciones de Naciones Unidas- que agravan la situación en las Islas Malvinas. Esta preocupación por la falta de resolución de la Cuestión Malvinas es compartida por una vasta mayoría de la comunidad internacional. En particular, nuestros dos países han sido instados a reiniciar las negociaciones por los organismos regionales más importantes - MERCOSUR, la Unión de Naciones Suramericanas, la Comunidad de PaísesLatinoamericanos y Caribeños, así como la Organización de Estados Americanos. En el escenario global tanto la Argentina como el Reino Unido bregan por el diálogo y el respeto del derecho internacional como principio de solución de controversias alrededor del mundo. ¿Por qué entonces este principio no es aplicado por el Reino Unido a la Cuestión Malvinas? Los desafíos que nos impone el siglo XXI al Reino Unido y a la Argentina exigen a ambas naciones la resolución de un conflicto colonial del siglo XIX. La Argentina está decidida a resolverlo mediante el diálogo. Sólo el Reino Unido falta en la mesa de negociaciones" Al mismo tiempo, apareció un artículo de opinión del periodista británico Simon Winchester, titulado "Al problema de Malvinas, una solución civilizada", con una bajada que dice: "Debemos repetir el éxito del traspaso de Hong Kong y prepararnos para darles las islas a la Argentina". Su traducción es la siguiente: "El problema de Malvinas, uno de los dos problemas contenciosos de la era poscolonial que aún posee Gran Bretaña, el otro es Gibraltar, se está recalentando nuevamente y de manera ominosa. Los Embajadores son convocados, se realizan declaraciones a las asambleas nacionales, se realizan discursos belicosos, viejos planes de invasión se rescatan y reacciones navales defensivas de largo alcance son reconsideradas; y todo ello teñido de exasperación y lamentos acerca de "Como es que todo esto surge nuevamente?" El petróleo, es una respuesta, la pesca, otra, envuelto todo por un orgullo nacional tanto en Londres como en Buenos Aires. Principios largamente honrados, como el de la autodeterminación de los isleños, son cuestionados. Las costumbres largamente reverenciadas (scones a la hora del te, conducir del lado izquierdo, la extracción de algas y hablar inglés) están en juego. Si la situación escala, podríamos volver a escuchar conversaciones sobre el año 1982. Lo que en la actualidad es un problema se puede convertir en una crisis. Luego de un intervalo de 30 años, se piensa que pueden reflotarse situaciones no deseadas y que sangre valiosa sea derramada una vez más, a fin de lidiar con un problema que Jorge Luis Borges describió al momento del último conflicto entre el Reino Unido y la Argentina, como "dos calvos peleando por un peine". El tenía razón en ese momento, y sería correcto si alguien lo dijera ahora. Otra guerra no tendría sentido. Y si los británicos se molestaran en participar en una nueva guerra, con sus fuerzas disminuidas, muy probablemente la perderían. Estas son realidades que deben ser consideradas por el gobierno inglés. Las mismas realidades que se analizan en los rincones del Departamento de Estado, por un gobierno estadounidense que ha indicado que muy probablemente no nos ayude, ya sea de manera abierta o confidencial, por lo que seríamos muy tontos y cortos de vista en intentar resolver el problema nuevamente por el uso de las armas. Por el contrario, este es un problema que debe ser resuelto por la diplomacia y el sentido común. Podría y debería ser resuelto -al menos porque resulta bastante absurdo que nuestra relación con uno de los países mas importantes de América Latina se enrarezca por un problema menor. Hay dos precedentes que pueden servirnos de guía, y uno de ellos involucra una nación que la mayoría de los británicos han considerado tan poco confiable como hemos considerado a la Argentina. Este precedente involucra a China. Este es un país con un récord en derechos humanos de una magnitud mucho más grave que la de la Argentina, y sin embargo, los británicos han confiado implícitamente desde el año 1997 en que los chinos se ocuparían y harían felices a los 6 millones de ex ciudadanos británicos en nuestra colonia de Hong Kong. La garantía que le exigimos a China (la exigencia es la visión habitual del gobierno británico) era que, durante 50 años, a partir del traspaso el 30 de junio de 1997, el modo de vida de los habitantes (te oolong en el salón Clipper, revistas pornográficas, agencias de autos Rolls Royce en cada esquina, zapatos blancos en el Club de Diversión de Damas y una paga fija para las mucamas flipinas) sea preservada. La soberanía china sobre el territorio fue rápidamente garantizada (no hubo ningún cuestionamiento al respecto, desde que China poseía la provisión de agua y que su ejército era 10 veces más grande que el nuestro) y el modo de vida colonial pudo ser preservado. Y debe ser reconocido que, a pesar de los fusilamientos de prisioneros, el encarcelamiento de Ai Weiwei y la prohibición de la utilización de Facebook y Twitter al pueblo chino, China mantuvo de alguna manera, la promesa que nos hizo respecto a Hong Kong. Un país, dos sistemas: esta idea resonante y radical progresó a fines de los 80s y ha sido eficaz y ha funcionado perfectamente desde entonces. El precedente número 2 es, sin embargo, el mas interesante y posiblemente, el más relevante. Involucra a un archipiélago aislado en el extremo norte del Mar Báltico, las Islas Aland. Están situadas en el medio exacto entre Finlandia y Suecia; gracias a la excesiva complejidad de los dramas geopolíticos del Báltico (que involucran a la hegemonía rusa y las guerras con Francia), dicho territorio fue colonizado por los suecos luego de la Primera Guerra Mundial, aunque fue también reclamado por Finlandia, lo que produjo una crisis con Suecia en el año 1921. La Liga de las Naciones fue llevada a su primer y único arbitraje, causando en el mundo fascinación y una inmensa conmoción. El mismo Japón se involucró, argumentando a favor de Finlandia (con el objetivo de asegurarse el apoyo finlandés para su propio reclamo sobre varias islas reclamadas a su vez por Corea), basándose en la conexión geológica de las islas Aland con Finlandia , siendo que el archipiélago se encuentra separado de Suecia por una profunda fosa marina, por lo que debía ser considerado finlandés. La Liga de las Naciones votó a favor de Finlandia. Se acordó que la bandera finlandesa flameara en la capital de las islas, pero las costumbre y leyes suecas (incluyendo el lenguaje del gobierno y la educación a los niños) se aplicaría a la población de las islas. Los suecos fueron reacios al principio a perder la soberanía, pero luego de 90 años, la isla ha prosperado y la crisis ha sido largamente olvidada. Sospecho que la actual crisis de Malvinas del 2012 puede ser olvidada si un arreglo similar puede ser rápidamente logrado entre Londres y Buenos Aires. No habría necesidad de un arbitraje de Naciones Unidas o de alguien más, El Reino Unido y Argentina podría lograr un acuerdo entre ellos, si se comportaran de manera madura y con buena fe. En esencia el acuerdo sería similar al del Báltico, con un pequeño toque del acuerdo de 1997 para Hong Kong. La soberanía de las Islas Malvinas debería ser dada a la Argentina. A cambio, ellos deberían dar la firme, inequívoca e internacionalmente garantizada certeza de que el modo de vida de los británicos sería preservado en las islas, digamos, por el próximo siglo. Los nombres locales, como Port Stanley (Puerto Argentino), Goose Green , podrían permanecer, aunque el Reino Unido debería permitir que las islas sean llamadas Las Malvinas (lo que en todo caso es un nombre que proviene del colonialismo francés, los originales ocupantes de la isla provenían de las isla Saint Malo). Y con relación al petróleo y la pesca, los asuntos que realmente preocupan a las tres partes, se podría aceptar un acuerdo negociado. Quizás Londres, Buenos Aires y Port Stanley podrían recibir un tercio cada uno de los recursos obtenidos, con las proporciones variando a medida que transcurrieran los años. El diablo mete la cola en los detalles financieros y las conversaciones podrían llevar años. Pero el diálogo es un gran recurso, mucho mejor que el conflicto. En la medida que el principio básico -soberanía argentina de las islas a cambio de garantías, de modo tal que la bandera azul argentina flamee en la casa de gobierno de Puerto Stanley( Puerto Argentino) a cambio de permitir que el taxi isleño continúe conduciendo en la calle Thatcher por la mano izquierda- pueda ser acordado desde el comienzo, el sentido común regresará al Atlántico Sur, y el temor a que esta situación bizarra e innecesaria salga otra vez de control sea evitado de una vez más y para siempre".
Provocador avance británicos sobre el área marítima circundante a Malvinas
El diario londinense The Times reveló que pretende crear una zona de conservación marina en torno a las Georgias, pese a que está en disputa la soberanía con la Argentina
El Reino Unido quiere establecer una zona de conservación marina en torno a la isla Georgia del Sur, cercana a las Malvinas, algo que puede causar gran malestar en Argentina, que reclama estos territorios del Atlántico Sur desde 1833.
Así lo señala hoy el periódico "The Times" , que revela que se trata de crear un gran área de conservación estimada en un millón de kilómetros cuadrados alrededor de Georgia de Sur, donde la guerra entre el Reino Unido y Argentina empezó en 1982.
El objetivo es proteger el hábitat natural de pingüinos, morsas, focas, ballenas asesinas, elefantes marinos o el bacalao patagónico.
"Argentina, igual que el Reino Unido es firmante de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos de la Antártida, de modo que nos gustaría pensar que el interés común por la conservación pesará más que una disputa por la soberanía", dijo una fuente del Gobierno británico cuya identidad el diario no revela.
El diario publica la declaración de Ruperto Godoy, de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara argentina de Diputados, que afirmó que "Georgia del Sur es parte integral de nuestro territorio. El Reino Unido debe cumplir con el derecho internacional y devolverlas (por todas las islas) de manera pacífica".
Además de la Malvinas y Georgia del Sur, Buenos Aires reclama desde 1833 las islas Sandwich del Sur, también en el Atlántico Sur.
Se espera que la llamada Área de Protección Marina -que puede ser una de las más extensas del mundo- sea anunciada en los próximos días en Georgia del Sur, lo que permitirá establecer una estricta prohibición en la caza de ballenas, mientras que la pesca sólo será autorizada en áreas especialmente asignadas.
El problema que presenta el área es cómo vigilar las aguas debido a la enorme extensión que se quiere proteger, señala "The Times".
La zona de Georgia del Sur es rica en vida silvestre, como se ha podido ver en un educativo documental de la cadena BBC, denominado "Frozen Planet" (Planeta Congelado) y presentado por el prestigioso naturalista británico David Attenborough
Los kelpers en un intento por legitimizar una usurpación descarada sobre las Islas Malvinas, pretenden crear un marco de victimización y legalidad con una total impunidad al ser súbditos de la corona británica, potencia ocupante que usurpa los archipiélagos australes argentinos.Partiendo del abuso de poder que instalan y del que también son asistidos por EEUU.
A
continuación el discurso pirata que resalta la total impunidad con la
que gozan de decir y declamar derechos y legalización de
autodeterminación a partir del robo y ocupación de facto de territorio
nacional argentino.
El designado ¨gobernador¨ por parte de Gran Bretaña, de Las Malvinas, realizó discursos refiriéndose a que : ¨Argentina quiere "obstaculizar" su economía y dijo que "no lo logrará". Es porque los buques que quieran pasar por mar argentino para llegar a las islas deben pedir permiso de navegación.¨
Como nota el lector, los usurpadores kelpers gozan de total impunidad !! a tal punto de confrontar a la Argentina en su propio territorio argentino, reclamando y reprochando a partir de una situación totalmente ilegal !!. Señores kelpers ¿en concepto de que ? y ¿con que derecho pretenden ser respetados ? si ustedes no respetan la soberanía argentina !!.
"Los desafíos que enfrentamos incluyen el lidiar con los intentos del gobierno de Argentina de obstaculizar a ciertos sectores de nuestra economía. Hay muchos reportes de compañías que advierten sobre presiones del gobierno argentino. Más allá de la veracidad de esos reportes, el gobierno (isleño) confía en que tales intentos no van a prosperar".
Pretender ser reconocidos en su robo e ilegal ejercicio de ocupación del archipiélago.!!!
En febrero del año pasado, la presidente Cristina Fernández firmó un decreto por el cual "todo buque o artefacto naval"que quiera transitar "entre puertos del territorio continental argentino y puertos del archipiélago" o "atravesar aguas argentinas" rumbo a Malvinas "deberán solicitar una autorización previa" del Palacio San Martín.
La decisión se tomó "en defensa de los intereses de los argentinos", explicó entonces el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.
Además, en abril pasado se promulgó la ley 26.659 que sanciona a las empresas que exploren la plataforma continental argentina, norma que también se vincula a los trabajos de compañías que buscan hidrocarburos en zonas que el país considera propias y el Reino Unido reivindica como suyas.
"Nuestra postura ha sido no reaccionar ante cada uno de los reportes y pronunciamientos públicos, y sí continuar el desarrollo de la economía a nuestro modo, y asegurar que nuestros objetivos no se desviarán por presiones externas", advirtió el representante británico.
Sobre la cuestión de la soberanía, Heywood remarcó que los isleños deben saber del "irrestricto apoyo" que Londres mantiene sobre los derechos y libertades de los kelpers.
"El derecho a la autodeterminación no ha disminuido, como tampoco lo ha hecho el apoyo del Reino Unido para mantener ese derecho", añadió.
Esa afirmación se vincula con el envío, ayer, de un buque de guerra desde Inglaterra, el "HMS Edinburgh", que tendrá a su cargo tareas de "vigilancia y protección a los isleños".
La nave llegará a las Islas el próximo invierno de 2011, con un sistema de misiles antiaéreos y cañones de 4.5 pulgadas y de 20 milímetros.
Señores,de esta manera, con una total impunidad y atropello pretenden el Reino Unido y sus súbditos kelpers, ser visto como legítimos soberanos de TIERRAS QUE ESTAN USURPANDO ¡!