En 1999, un grupo de arqueólogos llegó hasta la cumbre y descubrió algo increíble. Se trata de los niños de Llullaillaco o las “Momias del Llullaillaco”. ¿Qué es, que son? Ni más ni menos que tres cadáveres momificados y congelados, con una edad aproximada de 500 años. Estos cuerpos fueron hallados en marzo de 1999 en el volcán nevado Llullaillaco de la Cordillera de los Andes, en la provincia de Salta. Según la expedición que los encontró los cuerpos corresponden a una adolescente de 15 años (conocida como La Doncella), una niña de unos 6 años (la Niña del Rayo) y un niño de 7 años.
El sepulcro más alto del mundo
La expedición que encontró a los niños de Llullaillaco estuvo co-dirigida por el Arqueólogo de montaña estadounidense Johan Reinhard y la arqueóloga argentina Constanza Ceruti, y fue financiada por la National Geographic Society. El hallazgo confirma que en la época de los Incas se hacían sacrificios humanos. En los dominios del inca, eran los niños quienes intercedían ante los dioses para ahuyentar las sequías o garantizar el éxito de las cosechas. Pero para ello, los elegidos eran sacrificados en un ritual denominado Capacocha. Los investigadores afirman que las tres momias, son niños incas y que fueron sacrificadas para contribuir a mantener el orden cósmico.
Los “Niños del Llullaillaco”, nombre que recibieron los tres cuerpos humanos conservados por el frío, con una antigüedad aproximada de 500 años, fueron ofrendados durante el apogeo del estado quechua del Tawantinsuyu, cuyos líderes políticos supremos eran los Incas. La arqueóloga argentina que participo de la expedición reporto que “uno de los cuerpos, que pertenecía a un niño de siete años se encontraba sentado sobre una túnica o uncu plegado, y presentaba distintos elementos del ajuar acompañante, tales como sandalias o ushutas, bolsitas de piel de animal conteniendo cabello del niño, un saquillo tejido o chuspa, engarzado con plumas blancas, estatuillas masculinas de valva de spondylus y un aríbalo de cerámica. La víctima enterrada en la tumba norte era una joven mujer de quince años, que llevaba un tocado de plumas blancas. Estaba acompañada de un uncu o túnica tejida, de objetos de cerámica de formas y estilos típicos incaicos – aríbalo, vasija con pie, jarrito, platos ornitomorfos – y de elementos textiles tales como chuspas, fajas arrolladas y una pequeña vincha. Presentaba keros de madera en miniatura, un peine de espinas y trozos de carne seca o charqui. De su tumba se recuperaron asimismo estatuillas femeninas de oro, plata y valva de spondylus. En la tercera tumba se descubrió el cuerpo de una niña de seis años, dañado por la descarga de un rayo. La niña se encontraba rodeada de varios elementos de cerámica en miniatura, de típico estilo incaico”.
En la cima del Volcán LLullaillaco
Al visitar el Museo de Altura, que es el lugar donde están las momias, la gran pregunta era como llegaron los niños a ese lugar. Parece ser que los niños ofrendados, habrían salido del Perú, y que hicieron un recorrido de un año hasta llegar al Cerro LLullaillaco y que habrían sido acompañados por “amautas” o maestros esotéricos. El médico que analizó los cuerpos, Facundo Arias, cree que es “muy probable que los tres fueran emborrachados con chicha”, una bebida a base de maíz fermentado, a fin que, adormecidos, les resultara menos difícil soportar el proceso de congelación, “ya que no se han encontrado en sus cuerpos signos de violencia”. Parece ser también que los dos niños más jóvenes eran de familias nobles y fueron escogidos desde su nacimiento para ser parte fundamental del ritual, asimismo las investigaciones basadas en el análisis de ADN, han determinado que no existía parentesco entre los tres. Los tres niños se encuentran en perfecto estado de conservación.
Si bien los cuerpos fueron hallados en 1999, recién pudieron ser observados por el público en general el 5 de Septiembre de 2007. Cuando viajes a Salta pasa por el Museo de Arqueología de Alta Montaña (MAAM) queda en Mitre 77. Realmente es increíble ver a esas criaturas totalmente congeladas.